Mateo 10:27 “Lo que os digo en tinieblas, decidlo*~ en la luz, y lo que oís al oído, proclamadlo*~ desde las azoteas.”
El miedo es una emoción paralizante que impide el desarrollo en todas las áreas de la vida. Proverbios advierte que “El temor del hombre pondrá lazo” (29:25).
Muchos cristianos quieren que muy pocas personas los conozcan bien por miedo a ser criticados, rechazados o ridiculizados. Este miedo les impide contar a otros acerca de la relación más importante de sus vidas.
Cuando Cristo viene a nuestra vida, cuestionamos todo lo que creíamos necesitar para ser felices. La mayoría de la gente profundamente cree que necesita ser aceptada y aprobada por los demás. Los cristianos debemos cuestionar y reajustar nuestra forma de pensar y ubicarla con los valores bíblicos.
Estos cambios son posibles únicamente mediante los pensamientos que repetimos en nuestra mente. Puede ser una experiencia agonizante, pero es inevitable si queremos seguir a Jesús y ser Sus discípulos.
Nuestra vida en la tierra dura solo un momento. Cuando llegamos a conocer al Dios del cielo a través de Jesucristo, Él comienza a prepararnos para una eternidad con Él. Debemos escoger edificar un futuro con Cristo en Su reino en lugar de edificar nuestro propio reino privado. Juan escribió, “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Jn 2:15).
Nuestros miedos se desvanecen al sabernos defendidos y liberados por Dios. La maldad del mundo será expuesta y nuestro compromiso con Su palabra será alabado: “Porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado” (Mt 10:26). Jesús “aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Co 4:5).
Si creemos esto, y valoramos Su alabanza más que nuestra propia vida, tendremos una motivación creciente para servir al Señor y para confrontar, sin miedo, al mundo con la verdad de Dios.
Debemos contar a todos cuantos nos sea posible, abiertamente y sin vergüenza, lo que Dios nos ha enseñado en privado (“Lo que yo os digo en tinieblas, decidlo en la luz”). Esto es totalmente contrario al pensamiento contemporáneo que dice que debemos actuar políticamente, evitando la controversia a cualquier costo por miedo de que alguien resulte ofendido. ¿Cuán valiente es tu testimonio hoy?
“Señor, por favor dame la audacia para contar a otros lo que Tú me has enseñado.”