Marcos 16:15 “Y les dijo, ‘Id por todo el mundo y predicad*~ el evangelio a toda criatura.’”
En una conferencia misionera, la pancarta del frente del auditorio decía, “No pongas el ‘Id’ fuera del Evangelio”. Encontramos miles de excusas para no ir a predicar el evangelio.
El Cristo resucitado repitió cinco veces Su encargo final, “Id por todo el mundo”. Debían proclamar alrededor del mundo la muerte de Cristo en la cruz.
No hay noticia más dramática que ésta: “Al que no conoció pecado, por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co 5:21).
Dios preguntó: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a este pueblo” (Is 6:8-9). ¿Fue esto escrito solamente para que pudiéramos ver la valentía de Isaías, o era una visión del eterno tema celestial? Dios pregunta, “¿A quién le interesa nuestro plan de contar al mundo acerca de Jesús?”
Pablo escribió, “Pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús” (Fil 2:20-21). Jesús busca hoy, tal como cuando Isaías lo escuchó, “¿Quién está de acuerdo con Nuestras prioridades? ¿Quién se preocupará por el estado perdido de los pueblos del mundo? ¿Cómo puedes no estar comprometido con todo lo que tiene que ver con tu Salvador?
El mandamiento en Marcos 6:15 es, “urgentemente decídete a predicar el evangelio”. El verbo significa “proclamar, anunciar públicamente, o publicar”. No se refiere a predicar en un púlpito, sino a contarlo personalmente a todos. No es exclusivo para personas dotadas o asalariadas, sino para todos aquellos que conocen la verdad.
Desde el inicio, en Galilea, estos comerciantes judíos relativamente pobres debían “ir a todo el mundo” (mundo al que despreciaban), para compartir el “evangelio” (“buenas nuevas”) a “toda la creación” (“todo lo que ha sido creado, a toda la humanidad) (Ro 1:14). No existe una excusa aceptable para no ir. Dile a Dios, “¡Heme aquí. Envíame a mí!”, y mira lo que Dios hace en tu vida.
“Gracias, porque siempre estarás con Tus hijos cuando vayamos y contemos el mensaje de Tu salvación. Quieres que todo el mundo lo escuche, y es nuestra labor asegurarnos de que llegue hasta la última tribu y nación.”