Tito 2:6 “Exhorta~~ asimismo a los jóvenes a que sean prudentes.”
¿Cómo se enseña “prudencia”? La prudencia era tan importante que fue la única virtud que se le pidió a Tito que enseñe a los “jóvenes” (“inexperimentados, inmaduros” y por implicación, típicamente impulsivos). El tema no es la edad, sino la madurez.
Parece que la naturaleza humana es igual en todas partes. Los jóvenes tienden a ser impulsivos, egoístas, enojándose fácilmente, emocionales y a veces arrogantes, metiéndose en muchos tipos de problemas, y son atraídos por una variedad de tentaciones. Cuando estos jóvenes llevan el nombre de Cristo, ponen en peligro Su reputación.
Tito debe estar “continuamente exhortando” (ayudando, asistiendo, suplicando) a los inmaduros, enseñándoles primeramente con su ejemplo: “Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad…” (2:7). Los entrenadores enseñan a sus atletas a controlar su ira y reacciones. Pablo escribió, “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene” (1 Co 9:25).
Efesios 5:18 nos habla de no exaltar la pérdida de nuestro control. El mandamiento “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”, no compara la borrachera con ser lleno del Espíritu; más bien, la palabra “antes bien” introduce un contraste o un concepto opuesto.
La borrachera es mala debido a que nos induce a perder nuestro control. En contraste, tener la llenura del Espíritu hace que el creyente gane más “prudencia” o “auto-control” (Gá 5:22). Las reacciones descontroladas e impulsivas son características de la inmadurez, no de un creyente lleno del Espíritu.
Cuando los jóvenes experimentan el primer sabor de libertad, enfrentan muchas decisiones, igualmente los creyentes nuevos al entender la libertad de la gracia. Pablo advierte, “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne” (Gá 5:13).
Igual Pedro: “como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 P 2:16). Estos principios deberían aprenderse temprano en la vida, especialmente en la familia, y deberían ser el resultado final de los ministerios de la iglesia. ¿En qué áreas necesitas auto-control?
“Señor, enséñanos a entender que todos estamos en la batalla contra el pecado y el egoísmo, para que la exhortación de los unos a los otros sea aceptada por todos.”