Mateo 25:21 “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel; sobre mucho te pondré; entra*~ en el gozo de tu señor.”
De todos los mandamientos del Nuevo Testamento, éste es el más fácil de obedecer, “entra en el gozo de tu señor”. Todos los creyentes tenemos la esperanza de escuchar estas palabras el momento de entrar al Paraíso de Dios.
Ser esclavo en el primer siglo era una tarea ingrata. Jesús dijo, “¿Acaso (el amo) da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no” (Lucas 17:9).
El dueño de un esclavo podía notar la capacidad y diligencia y recompensar al esclavo (como en Mateo 24:46), o tal vez darle responsabilidades mayores (Mateo 24:47), pero elogiar a un esclavo era muy raro. Dios es diferente.
En esta parábola, el “amo” o dueño se ha ido lejos por un período indefinido, implicando que su regreso no será inmediato (Lucas 19:11). Al regresar, él determinará cuáles de sus esclavos fueron fieles y útiles para sus propósitos.
Jesús dio a entender que Su regreso no sería mientras ellos vivan, porque eso les hubiera desmotivado para emocionarse y planificar a largo plazo y lograr la evangelización mundial. Jesús esperaba que ellos diseñen una estrategia y logren esa meta, y Él no volvería hasta que ellos cumplan con el propósito de llevar el evangelio a toda lengua y nación (Mateo 24:14).
Según esta parábola, el regreso del amo será sorpresivo e inesperado, y ahí Cristo evaluará a cada siervo lo que hizo y cómo contribuyó al propósito principal de la iglesia de hacer discípulos en cada grupo de personas (Mateo 28:19-20). Él solamente les dijo qué hacer, no cómo hacerlo.
Pablo dijo, “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino a todos los que aman su venida.” (2 Tim 4:7–8). Nuestro Amo honrará a aquellos que usaron su iniciativa para cumplir Su deseo de contar al mundo lo que Él ha hecho y lo grande que es. “¡Todo valdrá la pena cuando veamos a Jesús!”
“Señor, gracias por dotarme e invertir tanto en mí; ahora mi vida solo encuentra sentido al vivir para Tu reino y para el propósito de hacerte a Ti conocido en este mundo.”