Juan 21:18-19 De veras te aseguro que cuando eras más joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir. Esto dijo Jesús para dar a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Después de eso añadió: —¡Sígueme!~~
Pedro estaba en una montaña rusa emocional. Había negado al Señor tres veces y tendría que confesarle abiertamente tres veces su fidelidad. Finalmente, se le dice que vivirá hasta una edad avanzada y “extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir”, refiriéndose a un proverbio antiguo que hablaba de la crucifixión. Tertuliano (212 DC) describió la crucifixión de Pedro, en donde nos muestra el cumplimiento de esta profecía.
Pedro nunca olvidó esta profecía y se refirió a ella en su Segunda Epístola al hablar de su muerte inminente (2 P 1:14). La historia cuenta que fue crucificado en Roma bajo Nerón por los años 65-67 DC.
Juan añadió el comentario entre paréntesis, mostrando que entendió la profecía de Jesús acerca de Pedro, diciendo, “para dar a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios”. ¿Te gustaría saber, treinta años antes, que serás crucificado al final de tu vida? Qué ironía: Pedro había recién negado que ni siquiera conocía a Jesús por miedo a ser crucificado. ¡Ahora se le dice que de todas maneras será crucificado! Él tuvo toda su vida para pensar cómo iba a “glorificar a Dios” en su inevitable muerte (1 P 4:16). La tradición cuenta que él pidió ser crucificado con la cruz dada la vuelta.
Ahora Jesús le da Su orden final a Pedro: “continuamente sígueme”. Con estas palabras, Jesús comienza nuevamente con Pedro. Tres años atrás, cerca del Mar de Galilea, en donde se encontraban parados, Jesús le dio a Pedro esas mismas palabras: “síganme, y los haré pescadores de hombres” (Mt 4:19).
El Pedro impulsivo había sido elegido de entre todos los discípulos para ser crucificado, entonces mirando a Juan le pregunta a Jesús: “Señor, ¿y qué de éste?” (Jn 21:21). Jesús le reprende fuertemente por preguntar si el mismo final le esperaba a su amigo Juan: “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? ¡Sígueme tú!” (21:22). ¿Estás siendo influenciado por el triunfo de otros, o por lo fácil que es para otros, pero no para ti?
“¿Cómo hubiera sido escucharte decirme “Sígueme”? ¿Hubiera sido diferente a leerlo en Tu palabra? Lo tomo como si me estuvieras diciendo las mismas palabras hoy, y te sigo cualquiera sea Tu mandamiento.”