2 Timoteo 2:1NVI “Tú, pues, hijo mío, Fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús.”
Edificar fortaleza espiritual requiere de disciplina diaria con acciones diseñadas para extender nuestro compromiso hasta que duela y aumente nuestra resistencia en entender la sabiduría de Dios y Su forma de gobernar las circunstancias y las relaciones de nuestra vida.
Cuando Pablo le envió a Timoteo a edificar iglesias, él se encontró con numerosos problemas y conflictos que le pudieron haber llevado a cuestionar sus dones y suficiencia de la intervención de Dios. Le desafió a avivar “el fuego del don de Dios” dentro de ti.
Timoteo no necesitaba más de Dios, sino una mayor sabiduría y seguridad para usar sus dones, sin dudar. El Espíritu de Dios, que no es “espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim 1:7) moraba en su interior.
No debía avergonzarse al “dar testimonio de nuestro Señor” sino comprometerse a “participar de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios” (1:8), tal como Pablo lo hacía. Necesitaba “retener la forma de las sanas palabras que de mí (Pablo) oíste…” (1:13). Además, debía evitar a miembros infieles de la iglesia como Figelo y Hermógenes, y asociarse con creyentes fieles como Onesíforo y su casa (1:15-16).
Le ordenó que se “esfuerce” (estar disponible, capacitado, fortalecido) “en la gracia que es en Cristo Jesús”, la cual debe convertirse también en la gracia que motiva nuestras acciones. Esta transferencia de gracia sucede solamente cuando actuamos como Él, en obediencia, perdonando a quienes nos hacen daño o nos defraudan.
La gracia recibimos al descansar en “la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” para soportar todas las cosas (2 Co 1:4).
En el peor momento de Pablo, él supo que Cristo lo acompañaba, tal como en el juicio frente al César: “el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen” (2 Tim 4:17).
Alguien dijo: “Con Jesús somos mayoría”. Con ese Compañero de nuestro lado, podemos hacer cualquier cosa o tener cualquier rival. ¿Cómo puedes ser fortalecido por la gracia hoy?
“Según dice Tu Palabra, la gracia que llenó Tu vida está fluyendo también hacia mi vida. Creo poder soportar y perseverar en mi situación por Tu gracia y Tu presencia conmigo. Gracias, Señor.”