2 Tim 2:16 “Mas evita~~ profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.”
El creyente debe entender con precisión el significado de la palabra de Dios y enseñarla con claridad (2 Tim 2:15), “evitando conversaciones profanas” con quienes están deseosos de aceptar ideas falsas, mitos o historias de encuentros angelicales que los llevan a puntos de vista que difieren del texto mismo.
Cuando la gente no quiere tener límites en el conocimiento de Dios y la verdad escrita, inspirada e infalible de la Palabra de Dios, dirá que sus experiencias “milagrosas” son genuinamente de Dios. Los falsos maestros siempre buscan experiencias impresionantes y convincentes que no puedan ser analizadas o confirmadas, y dan la impresión de ser espiritualmente privilegiados.
Pablo advirtió a Tito que tenga cuidado de esto: “evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho” (Tito 3:9). Se debe evitar ciertas conversaciones con falsos maestros. Pablo había escrito a Timoteo, “Desecha las fábulas profanas y de viejas.
Ejercítate para la piedad” (1 Tim 4:7), y, “guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia” (6:20). Diciendo que es inútil creer en sueños y señales.
En 2 Timoteo 2:16, Pablo enseña acerca de cómo lidiar con actitudes heréticas que distorsionan la verdad bíblica, y que no se debe discutir eso en la iglesia porque llevarán “aún más a la impiedad, o “falta de reverencia, negligencia o violaciones” de los mandamientos de Dios, y habrá menos interés en descubrir el verdadero significado de la Escritura y obedecer lo que ella dice.
Los cristianos débiles en la fe podrían pensar que estas ideas son mejores que las Escrituras. ¡Esto es un peligro! Pedro enfrentó algo similar, “Habrá muchos que seguirán sus malas enseñanzas y su vergonzosa inmoralidad; y por culpa de estos maestros, se hablará mal del camino de la verdad” (2 P 2:2).
Esos conceptos populares y atractivos pueden propagarse como virus “y se esparcirán como gangrena” (1 Tim 2:17). Debemos siempre proteger la palabra de Dios.
“A veces me confundo con todas esas diversas opiniones de la interpretación de Tu palabra y la pasión con la cual algunos argumentan su razón. Ayúdame a ser convencido solamente por el significado claro de Tu palabra, y no por hombres.”