Col 2:6 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, continúen viviendo~~ sus vidas en Él.”
Cuando un ministerio comienza con una filosofía definida es muy difícil cambiar su dirección. Asimismo, la manera como el creyente comienza su vida cristiana, determinará su manera diaria de vivir.
Pablo estaba preocupado porque muchos de los creyentes en Colosas no lo conocían en persona (2:1). Él quería asegurarse de que tengan “todas las riquezas de pleno entendimiento” (2:2) de su nueva fe, y los “tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (2:3). Escribió el mandamiento de Colosenses 2:6 porque había algunos que “los engañan con palabras persuasivas” (2:4), distrayéndoles de la “firmeza de vuestra fe en Cristo” (2:5).
“Por tanto” vincula el recibir a Cristo y luego vivir en Él. Pablo les recuerda a los Tesalonicenses: “cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Ts 2:13).
Y a los Efesios: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef 1:13).
Sus conversaciones comunes incluían escuchar la palabra de Dios, entender su significado y decidirse conscientemente a confiar en ella. El creyente recibe a Cristo como su nuevo enfoque de vida, sometiéndose totalmente a lo que dice Su Palabra y permitiendo que ella, a través del Espíritu, transforme su vida.
“Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Fil 4:9). Entonces serán “arraigados y sobre-edificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias” (Col 2:7). No es místico.
Es un crecimiento continuo en el conocimiento de la Palabra de Dios que explica cómo debemos vivir: Escuchando, aprendiendo, entendiendo y creyendo que las instrucciones de Dios proveen una vida abundante (Jn 10:10).
Comprometiéndonos luego a vivir a Su manera y a honrarle en cada detalle de nuestras vidas. ¿Estás dispuesto a vivir así?
“He tenido fe en Tu Hijo Jesús al recibir Tu mensaje de salvación. Ahora, para cumplir Tu deseo, ayúdame a vivir cada día confiando en Tu palabra, enfocándome en ser obediente a lo que has escrito en ella.”