Rom. 14:15-16 “Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas~| que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien~|”
Un sabio dijo: “Escoge tus batallas. No vale la pena luchar por ciertas cosas”. Cuando los derechos personales crean división y desarmonía, es mejor renunciar a ellos. Por ejemplo, el Nuevo Testamento no prohíbe explícitamente tomar bebidas alcohólicas, sin embargo, la sabiduría y principios bíblicos dan amplias razones de por qué los Cristianos deberíamos abstenernos. ¿Qué debe hacer el cristiano en estas áreas cuestionables? ¿Cuál debería ser su guía?
Hay dos principios generales: Actuar siempre en amor (buscando el beneficio de otros) y mantener la paz en el cuerpo de Cristo (Col 3:15). Pablo declaró, “nada es inmundo en sí mismo” (14:14), pero no todos estuvieron de acuerdo. El Concilio de Jerusalén (Hechos 15) pedía que las iglesias gentiles no coman carne de animales sacrificados a los ídolos, lo que Pablo les comunicó porque no valía la pena dividirse.
Alardear de tus libertades puede crear división y “contristar” (herir, entristecer, causar dolor) a otros, entonces “ya no andas conforme al amor”. Herir la conciencia de otro puede destruir su fe (Ro 14:13, 21). El amor siempre evita eso.
Pablo estableció que sigan sus convicciones bajo el principio del amor en áreas donde los mandamientos no son claros (Ro 14:5, 14a, 22-23): “andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros” (Ef 5:2). “La fe correcta se vuelve inmediatamente equívoca cuando viola al amor”.
Jesús invirtió grandemente en cada creyente, por lo tanto, tus libertades podrían herir no solo a otra persona, sino a alguien “por quien Cristo murió”. Aún más, Él está tan unido a esa persona, que cualquier cosa que le hagas es como si le hicieras a Cristo Mismo (Hechos 9:4-5; Mt 25:40). ¡Ten cuidado!
Finalmente “no sea, pues, vituperado vuestro bien”. En áreas no claras, los creyentes son libres de compartir o abstenerse. Nuestra libertad debe estar limitada por el compromiso de proteger a otros y a la reputación de Cristo. La pregunta es, ¿Cuánto realmente te importan los demás?
“Te pido ayuda para decidir mis convicciones cristianas. Tú quieres que seamos de bendición y ayuda para otros en el viaje de sus vidas, por eso te pido que me des sabiduría para seguir Tu ejemplo, y no permitir que el orgullo y el egoísmo controlen mi vida.”