Efesios 6:10 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos~~ en el Señor, y en el poder de su fuerza.”
La batalla por las mentes de los hombres es una guerra que jamás termina. Una vez que eres marcado como cristiano, las fuerzas del mal te atacan tratando de extinguir tu deseo de vivir para Dios.
Pablo comenzó este resumen de conceptos importantes con, “Por lo demás”, para introducir el principio del fin. MacArthur nos dice: “Si caminamos honrando nuestro llamado: en humildad y no en soberbia; en unidad y no en división; en el nuevo ser y no en el viejo; en amor y no en lujuria; en luz y no en oscuridad; en sabiduría y no en necedad; en la llenura del Espíritu y no en la borrachera del vino; y, en sumisión mutua y no en independencia egoísta, entonces podemos estar absolutamente seguros que tendremos oposición y conflicto”.
Jesús demostró el poder de la oración para fortalecerse a Sí mismo en el huerto de Getsemaní, y urgió a sus discípulos a hacer lo mismo.
El mandamiento es ser “continua o habitualmente fortalecidos en el Señor”. Obtenemos nuestra fuerza “en el Señor”, no en lo humano. Pablo oró para que los creyentes conozcan la “supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos” (Ef 1:19). En nosotros fluye el mismo poder que fue usado para resucitar a Jesús de la muerte (1:20).
“Del poder de su fuerza”, describe Su majestad e insuperable fuerza. Este poder es suficiente para ayudarnos a permanecer firmes en Cristo a pesar de cualquier oposición amenazante, como lo hizo la iglesia de Filadelfia, “Porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre” (Ap 3:8). Permanecieron fieles aún con “poca fuerza.”
Pablo finalizó diciendo a Timoteo, “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor… esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Tim 1:8; 2:1). Estar saturados de Su presencia trae poder inevitable que fluye solamente cuando le obedecemos y nos mantenemos firmes por Él en un mundo hostil.
“Señor, te alabo porque Tu poder se hace evidente en medio de nuestra debilidad. Yo necesito aferrarme a Ti en oración, saturar mi mente con Tus enseñanzas y aprender continuamente a obedecerte, para que cuando las pruebas y la oposición vengan Tú seas glorificado en mis palabras y acciones.”