2 Tes 3:10 “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma~~.”
Las culturas han denigrado tanto el valor del trabajo que lo delegaron a las clases sociales más bajas o a los esclavos. Históricamente, la iglesia separó lo sagrado (quienes no trabajan) de lo secular (quienes trabajan).
Para el cristiano bíblico, toda actividad es un deber espiritual y una oportunidad para dar gloria a Dios (1 Co 10:31).
Dios ordenó al hombre trabajar seis días y descansar el séptimo (Ex 20:9). El trabajo es parte normal de la existencia humana; por eso el Salmista escribió: “Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde” (Sal 104:23).
Pablo dijo: “Siervos (empleados), obedeced a vuestros amos terrenales (empleadores) con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres” (Ef 6:5-7). Cristo conoce los motivos con que trabajamos.
Algunos en Tesalónica no querían trabajar, obligando a que la congregación los sustente. Pablo los amonestó severamente por aprovecharse de la hospitalidad, generosidad y amabilidad cristiana. Quien “no quiera trabajar”, implica que podía pero no quería hacerlo.
En 2 Tesalonicenses 3:6 Pablo dijo, “Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente…” (Griego: desordenado, sin hacer nada, indisciplinado). Todo mandamiento del Nuevo Testamento tiene la plena autoridad de Cristo y debe obedecerse sin cuestionamientos.
Esto no significa no ayudar a quienes tienen discapacidades o que carecen temporalmente de oportunidades de trabajo (Mt 6:2-3; Gá 2:10; He 13:16). Se refiere a quienes “no quieren trabajar” y buscan solamente explotar a otros. Quienes trabajan no están obligados a pagar a los que no lo hacen.
“El alma del que trabaja, trabaja para sí, porque su boca le estimula” (Prov 16:26). Oremos por aquellos que necesitan nuevas habilidades y oportunidades para ganarse la vida, y que así el pueblo de Dios sea respetado por obedecer los principios de Su Palabra.
“Señor, ser ingenioso y trabajar para vivir da dirección y significado a nuestras vidas, y pone comida en nuestras mesas. Estoy agradecido por la fuerza y habilidad que me das para realizar cosas buenas.”