Lucas 20:46, “Guardaos~~ de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas.”
Los valores de una sociedad son el resultado de las creencias colectivas e individuales sobre lo que es valioso, gratificante y significativo. Si creemos que el prestigio en este mundo está al mismo nivel del prestigio frente a Dios, nos esforzaremos para ser importantes y venerados por personas.
En Lucas 20:45 Jesús estaba enseñando a los discípulos y a “todo el pueblo” que escuchaba. Ahí es cuando enlistó las manifestaciones del profundo problema que tenían los líderes espirituales en cuanto a sus creencias y valores. Ellos habían dejado de servir y beneficiar a otros para volcarse a buscar su propia gratificación y glorificación, pretendiendo ser más importantes de lo que realmente eran.
En Lucas 20:46, Jesús describe a los “expertos”, “escribas” o maestros de las escuelas y sinagogas que se consideraban autoridades de la Ley de Moisés. Su doctrina era superficial, con poca obediencia o adoración genuinas.
Sus vidas estaban llenas de codicia, orgullo e interés en sí mismos. No soportaban que alguien fuese respetado más que ellos. Jesús describió su narcisismo, descripción que puede ser útil para el liderazgo en cualquier cultura.
Primero, el orgullo los motivó a usar ropa especial para así ser reconocidos y respetados como líderes religiosos prestigiosos y pomposos. Buscaban llamar la atención al “amar las salutaciones en las plazas”; sus egos crecían cuando hacían gala pública de sus posiciones. Sus conversaciones eran siempre sobre sí mismos. Buscaban siempre protagonismo en “las primeras sillas…y los primeros asientos en las cenas”.
Constantemente se colocaban como centro de atención, y se ponían celosos cuando se honraba a otra persona más que a ellos. Buscaban más dinero, inclusive de quienes tenían poco (viudas), probablemente a cambio de favores o beneficios religiosos (Lucas 20:47a). Querían parecer espirituales por hacer “largas oraciones” (20:47b).
El mandamiento no es de solo cuidarse de esa egolatría en otros líderes, sino más importante es “constantemente tener cuidado” de no caer en ese mismo estilo de liderazgo superficial e hipócrita. ¿Quiere tu hipocresía carnal también ser respetada? ¡Mantente humilde, como el Maestro!
“Querido Maestro, el orgullo y el egoísmo son tan poderosos que pueden hacer que mi vida sea improductiva para Tu plan. Enséñame a ser humilde, como Tú eres, mientras hago lo mejor que puedo para servir a otros, no a mí mismo”.