Filipenses 3:2 ¡Cuídense~~ de los perros, cuídense~~ de los malos obreros, cuídense~~ de aquellos que mutilan la carne!
Pablo advirtió a los Filipenses que vendrán falsos maestros (3:1), y lo repite tres veces (3:2): “cuídense continuamente”, significa, estar en guardia contra los “perros”, “malos obreros”, “aquellos que mutilan la carne”. No se anduvo con rodeos ni mostró compasión alguna por los falsos maestros. ¿Quiénes eran, y qué enseñaban?
“Perros” eran los perros carroñeros que vagaban en manadas, alimentándose de basura. Eran depreciables. Se refería a los maestros judíos.
Los falsos maestros se enorgullecían de su supuesta bondad, ayunos, ceremonias religiosas y sacrificios, pero realmente eran “malos obreros”.
“Aquellos que mutilan la carne” son los Judaizantes que querían que los creyentes se conviertan al judaismo antes de ser salvos. Es un término de la Septuaginta (Antiguo Testamento Griego) que habla de la mutilación de las religiones paganas (Lev 21:5, 1 Reyes 18:28). Pablo establece que la circuncisión (o cualquier rito externo o ceremonia) es tan insensata como cualquier rito pagano.
Hoy, muchos confían en su bautismo, membrecía de la iglesia, cena del Señor o buenas obras, para ganarse la aprobación de Dios. Tratan de cumplir los Diez Mandamientos para ser lo suficientemente buenos delante de Dios, pero nadie puede lograrlo. Son la versión moderna de los Judaizantes. Las Escrituras enseñan que la salvación “es por gracia por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2:8-9). Abraham fue salvado solo por fe (Ge 15:6) antes de ser circuncidado (Ro 4:9-11). Las buenas obras o las ceremonias no pueden borrar el pecado.
El creyente del Nuevo Testamento busca ser obediente desde el fondo de un corazón agradecido por la gracia perdonadora que recibió por fe. Pablo dice, “Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo… y lo tengo por basura…no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Fil 3:7-9). ¡Regocíjate de conocer por fe la verdad del evangelio!
“Querido Jesús, no es nuestra propia bondad sino la Tuya la que permite que esta vida valga la pena vivir. Ayúdame a reconocer y a evitar a los líderes que solamente desean llevar a otros hacia su propia grandeza.”