2 Pedro 1:10 “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad*~ hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.”
El fundamento sobre el cual se edifica nuestra vida cristiana es igual a las bases fuertes para edificar una casa.
Pedro dice que debemos “urgentemente procurar” asegurarnos de tener una genuina relación de salvación con Cristo. Usa el mismo verbo del verso 5 que significa “hacer algo con fuerte esfuerzo y motivación”.
Los beneficios y responsabilidades de este ahínco diligente son para quienes están totalmente seguros de su salvación y propósito de vida. El mandamiento es “asegurarte” de que tu virtud o piedad muestren una salvación genuina.
El verbo “hacer” (producir algo nuevo usando materiales ya existentes), demanda “urgentemente usar los recursos confiables que tienes para asegurarte completamente”, refiriéndose a una confirmación bíblica de lo que profesas creer.
No nos manda a asegurarnos de haber sido elegidos para salvación antes del inicio de los tiempos; sino de confirmar que se cumpla en nuestra vida el propósito productivo de llegar al “conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 P 1:8). El contexto de 2 Pedro 1:10 habla de nuestra productividad, visión y motivación para servir con un espíritu agradecido, al saber que Dios ha perdonado nuestros pecados.
Pablo les dijo a los creyentes de Tesalónica “a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo” (2 Ts 2:14). Cuando ellos respondieron al mensaje del evangelio, respondieron al llamado de Dios.
Dios alcanza a los pecadores a través de la predicación del Evangelio, trayendo convicción de pecado y conduciendo al pecador a buscar el perdón de Cristo. Así Él nos llama hacia Sí mismo y nos escoge para ser productivos.
Dios hace dos promesas al creyente que se esfuerza constantemente en practicar estos principios: Primera promesa, “no caeréis jamás” (caer “en pecado”, “perder la fe”); Segunda promesa, un “gran recibimiento en el reino eterno” (2 P 1:11NTV). Hagamos que nuestro crecimiento en asemejarnos a Cristo sea nuestra prioridad, y cumplamos así Su propósito eterno para nuestras vidas.
“Tu palabra dice que si creemos en nuestro corazón y confesamos con nuestra boca que Tú eres el Cristo, tendremos vida eterna. Tú eres el precioso Hijo de Dios, que dio Su vida perfecta para que yo pueda ser salvo de esta vida de pecado. Gracias. Ayúdame a ser fiel y a compartir con otros, hoy, este maravilloso mensaje.